Video Poesía

Bienvenidxs. 

Con el objetivo de fomentar el trabajo creativo, colaborativo y multidisciplinario entre la imagen, la poesía y las diferentes manifestaciones artísticas.

Se trata de promover e incentivar la cooperación entre poetas y artistas mendocinos a través de video creaciones, haciendo de la originalidad, la innovación, el uso estético de las nuevas tecnologías y la vanguardia su argumento. Bajo la premisa ¿Ya nada será lo mismo? que remite al contexto de confinamiento por la pandemia mundial, la intención es dejar un registro de cómo se está transitando un año único para la humanidad, desde la mirada de nuestro territorio.

Donde

poeta:  Paula Neder

realizadora/or: Matías Rojo

Tengo tierra soñando
frágil, soy: estrellas, presencia, tristeza, abrazo
sigo buscando
entrego palabra – desnuda, absurda- y camino

secretos laten, rozan, nacen, llenan
crece oscura,
callo muerte,
casi esperanza

grito, olvido, creo
fuego mueve,
oigo labios,
arriesgo gesto
“quiero los pétalos dispersos”
al hablar serás:
ilusión,
sueño,
eterno,
lugar,
arte
soñar soledad, alas, dulzura…destino

invisible dejas ríos, luz, flores
siempre desafío,
excesos,
encuentro,
mujer
voz sombra-certeza

buscas noche lenta
entrego manos,
piel,
boca,
vientre,
pájaros,
amor

volando canto debilidad y belleza

un vuelo se funde, caliente,
giran besos,
posible cielo
donde voy

Tengo imágenes tuyas

poeta:  Juan José Alcalde

realizadora/or:  Raúl Alcalde

Quiero decirte el corazón
es un silencio seco

las cucarachas de la cuarta sección las ciruelas que nadie nunca comió
y me cediste
allá
abajo de la mesa
nuestras rodillas tenían ojos

¿te das cuenta?
tu propósito me mueve la mano

dice
tengo imágenes tuyas corriendo
por ese mar blanco y quieto

llevamos un mar blanco y quieto

es la bicicleta cross roja
que mi viejo regaló sin preguntarme

meto la cabeza abajo de las sábanas
tengo los hombros lastimados
de tanto de tanta
carga abierta
esperando el declive
el accidente

insiste en mí una imagen:
las golondrinas que se iban con la tarde
desde la costanera a la plaza principal

el sentimiento de que ya nada
de que en esta habitación
un mundo gira

me quedo en silencio al borde de la casa
quiero estirar la mano cambiar
las piezas dar de nuevo
dejarte ganar
esta vez

antes
la espera
las naranjas en ese árbol de allá
no son dulces
no pueden comerse

te vas ya la nada lo mismo
al cementerio donde todo es corriente
un dolor acostumbrado y parco
sin comprender que nos olvidamos
o dejamos de hablar
y es cuando el otro muere

quiero decirte hay pocas cosas
tan tristes como el abrazo que falta
soñar con la escuela vacía y retumbante
las tormentas eléctricas
toda esa vida que se apaga
dice que puede estar 5 minutos abajo del agua sin respirar
que pisar el musgo del fondo le da miedo
algo que crece a su pesar y que si nos distraemos
dice puede cubrirlo todo
abre los ojos dentro del agua
el movimiento en el cuerpo
después de haber jugado

yo buscaba mi lugar y estaba lejos

Cometa

poeta: Agustina Bécares

realizadora/or: Franco Pellegrino

No tengo que descender 

a ninguna profundidad para estar sola

en el pasado no estoy 

en el futuro no soy

al ras de los que observan

voy siempre recuperándome de algo

¿Quién me devuelve ese tiempo?

Reí, lloré, pero no abracé

poeta:  bárbara Hermann

realizadora/or: luciano Nacci                 

Escucho el sonido del viento 

Entrando por la ventana.

Afuera llueve sin cesar.

Miro el ir y venir de las plantas.

 

El reloj al sonido del tic-toc

Se oye el tiempo

¿Qué es el tiempo? Me pregunto.

Olvide mis huesos rotos en el tiempo.

Las horas pasan y ya nada es lo mismo.

Ya reí, ya lloré, pero no abracé.

 

RESPIRO, SUSPIRO, VUELVO A CAER.

Son cuatro paredes rodeando un cuerpo

Cuerpo que ya no es el mismo.

Cuerpo que quiere correr por las praderas

Caminar por las noches infinitas

Mirar las estrellas de una noche oscura.

 

Respiro asomada a la ventana

Se escucha el ruido 

                                      de los autos

                                                    De los micros

                                                                     De un perro ladrando por ahí 

Luego, el silencio. La soledad 

Me escucho

                    me encuentro.

                                      Me abrazo

                                                     me acepto.

Canción de cuna para mí

poeta:  Candela Morón Fernández

realizadora/or:  Anabel Sofía Gallinal

Colgaré el cielo en el jardín

bajo la sombra de las hojas

y esperaré a que se seque

 

Pondré el mar en un cuenco

meteré mis dedos como pinzas

y le quitaré la sal

 

Atraparé el viento en una cajita de cristal

le cantaré una nana

y lo observaré dormir

 

Cocinaré el tiempo a fuego lento

lo revolveré constante

y aguardaré a que se evapore

 

Haré de este poema

un arrullo que me arrope

hasta que la noche acabe

 

Aunque 

cuando la noche acabe

ya nada será lo mismo

Campo Traviesa

poeta: Sabrina Barrego

realizadora/or: Mariano García               

No son blancas las nubes,

tienen colores

amarillo fucsia

y azul violeta

grisáceo 

cuando traen tormenta.

Más allá

los árboles plateados

se tuercen todos

hacia el mismo lado,

no son ellos

es el viento 

el que los inclina.

Está nublado,

lo que va a llover 

seguro nos dolerá

pero no

todavía.

 

Hay un perro,

reconozco su raza desde lejos.

es pastor

pero ahora lleva

una correa que le rodea el cuello;

recordará dentro de sí

el otro ser que lo habita,

el campo, el olor a molle,

la ebullición de la sangre

al botar las chivas por el rio,

el zigzaguear del piño entre las mesillas,

el hormigueo en la planta de los pies

de estremecerse la tierra

frente al trote de la tropilla desbocada,

el corazón sin amarras.

 

Todos nos estamos yendo

cada cual a su turno,

a su paso.

Pero nadie olvida fácilmente

las primeras palabras. 

 

Mientras tanto se hace lo necesario

y se bebe el té.

El único rayo de sol

nos tiñe los ojos de ámbar. 

En Orden de Sucesos

poeta: Matias Lamagna

realizadora/or: Matias Lamagna, Pablo Campanario y Luis Fernandez

Vos ahí

yo acá

se corría una mirada 

bajaba por el techo

tal vez me encandila

esa mentira

jugaba

bailaba

ahí nos encandilaba

si, nos encandilaba

y vos,

que estabas ahí

y yo, 

que estaba acá

ya no nos importaba.

Girabas

me intimidabas

vos lo disfrutabas

(solo se contar hasta tres)

no quisimos estar más

ni ahí

ni acá

ni allá.

Cuestión de perspectiva

poeta:  Alé Julián Sosa

realizadora/or: Lucas Daniel Acosta Quinteros

Los flancos estrechados

De la casa,

Me hablan del respiro

Que me falta.

 

Conteo…

El salto de las horas

Se me escapa

Urgente.

 

Y todo se hace agobio,

Y todo el mundo incierto…

 

La inexorable mengua

Me anega,

Y entonces, pienso:

 

«Si una estrella

Te resulta insignificante,

Es sólo una cuestión

De perspectiva:

 

Si lograras acercarte,

Descubrirías su inmensidad

Inabarcable.

 

Si a ti mismo

Te resultas insignificante,

Es sólo una cuestión

De perspectiva:

 

Si lograras acercarte

(Hacia adentro)

Descubrirías tu inmensidad

Inabarcable.»

 

Yo:

Cada vez más pequeño,

Más ausente,

Más grande,

Cada vez.

Puñalada de facón

poeta:  Leonardo Agustín Alías

realizadora/or: Raul Sotelo                     

Ya nada seguirá igual, los niños dejaran las motos 

 

y pasaran a la calle a recuperar lo que les pertenece 

 

ebrios de pastillas y canciones jevy metals 

 

Y los gritos se perderán en espantosos efectos de guitarra 

 

Todo sigue igual y todo seguirá igual 

 

Aunque yo no lo quiera 

 

Pero será peor 

 

Y los gauchos… 

 

Volverán los gauchos 

 

aquellos olvidados en los suburbios 

 

Volverán a buscar manteles limpios 

 

Aquellos patrones de la justicia 

 

Impartiéndola de forma silenciosa 

 

A puñalada de facón para quien no le guste, 

 

para quien lo vea mal 

 

Y la peste no será la peste,

 

sino lo que Brueghel el viejo entienda como peste 

 

No será el enemigo invisible 

 

Sino figuras monstruosas, pero tiernas 

 

Amenazantes, pero agradables 

 

Como el horror que nace de la mente de un niño 

 

Ebrio de pastillas y canciones jevy metals 

 

Como un niño al que su mamá no le deja salir a jugar 

 

Y mira por la ventana 

 

ignorando si afuera hay monstruos o demás niños 

 

Recuperando lo que les pertenece 

 

Como si fuera un juego 

 

Y destruyendo lo que se les ha negado 

 

Como en un juego cuando alguien pierde 

 

Después no vengan con que no les avisamos.

Cuando todo pase

poeta:  Ale Serpa

realizadora/or: Agostina Aldunate       

Cuando todo pase me levanto del sillón

me queda lejos el techo

Tengo los pies apoyados en la mesita ratona del living, y creo que la altura ideal sería flotando en el medio.

Si miro desde acá sentado y tomo como referencia estas medidas…

La altura ideal seria flotando en el medio.

Y desde ahí movernos de plano en plano

movernos amores reales

(paren que me acomodo las medias)

como inmiscuidos en una otredad

 

Y cualquier cosa no entenderlo nunca

¿Total?

Y que quede en el olvido

Como el botón que le falta a la campera de jean

 

Y entrar en ese espacio

-como en el medio, perdón x la redundancia-

montando unas luciérnagas prendidas,

unas luciérnagas señoras de metro y medio (masomenos)

a una altura estimada entre el sillón y el techo.

 

Palpar el viaje

el pelaje

 

Y que los naranjos submarinos pongan la mesa

mientras brilla la espesura de los ríos de nacar,

que sus blandas ramas de árbol naden de espaldas

Y sentarnos todos bajo el agua a celebrar esos manjares

 

Y podremos también calmar la ansiedad

con caricias de algodones vivos que cantan melodías traidas de Thailandia

 

Y los ciervos azules comerán vapor de nuestras manos

 

Y nos daremos un abrazo de piernas

 

O chaparemos

 

despacito…

 

Cuando todo pase.

Inmolarme

poeta:  Lu Libertina

realizadora/or:  Raúl Sotelo                    

Podrá evitar, tal vez el miedo

que te lama lento la cara desde el mentón hasta la nariz?

He decidido, mi amor, inmolarme

y besarte la boca húmeda que llevás, carnosa, escondida.

Sueño con sentarme en el parque de tu lengua

a besarte las flores

y que no sea un peligro.

No será lo mismo la mordida en la boca que espera,

el labio de arriba hablándole de ganas al labio de abajo.

Dedo anular,

la sal de los mares.

Nosotras, pierna con pierna.

Nosotras, pierna con pierna.

Sueño, también, con el ritmo lento, jadeante,

de tu cuerpo tembloroso, antes curtido por el sol.

La boca sobre la boca.

Sueño y sueño.

La boca sobre la boca.

De decidido, mi amor, inmolarme.

Nadar por nada

poeta: Exe Stocco

realizadora/or: Lucila Cairo Guerra & Tom Escobar

Nadar por nada

lejos del nido

Que la miel no me lastime

y que la lástima

se asquee de lamerme

Para comenzar de nuevo

solo necesito

un bote salvavidas

y un temblor en el mar…

Castillo del Dragón sobre el fondo del mar

poeta:  Leandro Hidalgo

realizadora/or: Sebastián Masera

Van quedando huellas en la arena que inevitablemente se borrarán, durarán apenas el instante de nuestro peso en la espuma inicial, y nuestros pies irán quedando desnudos, sueltos, en la profundidad. El descenso, quiera Dios, no nos haga explotar, porque allá la fuerza de la luz no logrará penetrar, porque la temperatura del agua disminuirá a cada metro, y porque además no hay aclimatación, sino concentración y esfuerzo por llegar.
Dicen las documentales que el conocimiento de los grandes fondos marinos por debajo de los 2.000 metros de profundidad es menor del que se dispone sobre la Luna, y la superficie observada es menor a la explorada en Marte. Quiero decir que es más inhóspito que la galaxia. Pero el deseo humano es siempre subir, alcanzar las cimas, y no bajar, y tocar el fondo.
Calamos hondo por adentro hasta que la última luz se disipa por completo. Qué decir, es de un negro terrible. Tocan nuestros cuerpos peces, o lo quiera que eso sea, y presentimos que son enormes fieras desconsoladas, vagando por una especie de inconsciencia de la Tierra. Supimos que tienen ojos, pero son ciegos, la oscuridad es el factor, que estas bestias crecen muy lentamente, que tienden al gigantismo. Y nos da miedo, claro, porque manejamos un estándar de peces más superficiales.
Proseguimos la búsqueda en un estado de terror pleno, vagando por el sueño material, deforme del planeta. Los pulpos son transparentes, de proporciones desmedidas, como fantasmas que arrastraran un invisible, se convierten en lo que quieran, se camuflan, pero tan abajo nadie ve nada. Biólogos murieron miles de metros antes.
El tiempo debe haberse pulverizado. No sabemos si excavando en el mar llevamos días o meses o tal vez años, sin detenernos jamás, en un periplo hacia lo hondo, hipotético infinito que la física derrumba sin haber tenido nunca que experimentar, más allá de sus sesos, más allá de su razón. Se parece tanto al delirio de la Tierra, a su pesadilla, a sus asociaciones libres. No podemos más que presentir que la Tierra es la cabeza de un cuerpo que no se sabe, y esta espesura negra con bichos monstruosos es su inconsciente, su vida sin filtro.
Seguimos bajando, pero ya no se parece a bajar, ya no se parece a nada.

***

Me serena oír que uno de los guerreros que me acompañan, logra distinguir un punto luminoso en la lejanía, pero en la más desmesurada lejanía, y aunque falten miles de metros más (es tan difícil reconocer la distancia), se juega a llegar.
Sello mi muerte acá, entre formas extrañas que jamás vi/ ni soñé creer/ ni pretendí inventar. Ellos siguen, pero confieso que ya no sé lo que son, si peces, si luciérnagas, si un cardumen plateado que como una flecha busca un punto luminoso, alejándose de la cordura o llegando a ella.

Yo me vuelvo síntesis, con suerte, lámina de poder con los que siguen, como se volvieron láminas de poder los que se quedaron, cuando yo seguí.

Apuntes para el tiempo lento

poeta:  Natacha Ortega

realizadora/or: Gabriela López                 

La memoria, teje y desteje el mapa.


El silencio hilvana los mismos amores, 

 los mismos miedos, 

 las mismas preguntas:


¿Qué hay más allá de mi cuerpo?

¿Qué no dice mi boca?

¿Ya nada será lo mismo?

¿Por qué siempre estoy tan lejos?

¿En qué idioma canta la espuma? 


Recuerdo la humedad del día en que fui pez.

Recuerdo el día que se rompió en mil pedazos.

Recuerdo el último grano de arena cayendo por el reloj de cintura fina.


Lo recuerdo dentro de otro tiempo.


La casa ya nos es la casa, 

es el meridiano donde se cruzan 

los pies y el corazón.


Vuelvo a los ojos del primer asombro, 

a la semilla.


A veces me parece qué pasó una hora, otras que pasaron siglos.


El filo de las piedras, el precipicio, hasta acá llegamos, voy a sentarme a mirar. 


Busco una aguja que enhebre este presente continuo en el que desembocan todos los ríos.


Busco migas de pan en el bolsillo para dejar señales, algo delicado, transparente.


Alimento pájaros para que me ayuden a salir y entrar del laberinto.